martes, 20 de abril de 2010

Memorias para pensar la Ciudad


MEMORIAS PARA PENSAR LA CIUDAD

Compilación – Grupo Estéticas Urbanas

Ayala M., A. (2006). Memorias para pensar la ciudad, compilacion Grupo Esteticas Urbanas. En A. Ayala M., Memorias para pensar la ciudad (págs. 1-9). Cali, Colombia: Bellas Artes.

Las lecturas de esta ponencia recogidas a lo largo de ocho eventos de reflexión en torno a la ciudad, de cómo podemos analizar a Cali, es una invitación a incursionar en ese hipertexto complejo y múltiple, como es la ciudad contemporánea que ha pasado de la homogeneidad a la heterogeneidad, que saltado de una relación centro-periferia a ser una ciudad plurinuclear y con distintas periferias, un lugar que contaba con su propia identidad, a ser un sitio con distintas identidades que interactúan con el fin de reconocerse ,o quizás, desconocerse.

La ciudad es una para el que pasa sin entrar y otra para el que está preso en ella y no se atreve a salir. Una es la ciudad a la que se llega por primera vez, otra la que se abandona para no volver. Es decir, es distinta la visión que se tiene de una ciudad como forastero o como nativo, pues no es lo mismo estar de paso sin saber que es lo que realmente sucede en nuestros barrios y comunas a ser parte de una cotidianidad de ciudad que se muestra agreste pero a la vez acogedora para sus habitantes.

Habitar una ciudad tiene todas estas posibilidades: estar en ella sin entrar; pasar por ella sin darnos cuenta de sus contextos; quedar prisionero en ella y sufrirla; llegar por primera vez cada día asombrarnos o simplemente ya no acordarnos ni de esa primera que la vimos. De los manuales de identidad ya establecidos pasamos a un juego de identidades que se construyen dia a dia, dándole miradas al pasado, viviendo en continuas crisis, intentando retener el cambio que es el suceso más seguro; de ahí surge las siguientes preguntas ¿Qué relación tenemos con la ciudad que estamos? Habitamos la ciudad y sin embargo, ¿somos conscientes cuando hablamos de los valores de ciudad y el uso de los espacios públicos? Aunque permanentemente estemos afirmando que: “la ciudad no es la misma”, “que se han perdido los valores”, “que lastima como era de bacana”, pensar en la ciudad es admitir que estamos en ella, que estamos vivos y que la ciudad existe; que es posible ser pensada y construida permanentemente.

Las reglas de juego, la visión que tenían los caleños con respecto a lo que eran y sus valores como ciudadanos, que estaban bien delimitados, donde todo era homogéneo y claro, se han disuelto, la certidumbre del cali viejo que se fue, es reemplazada por la incertumbre de muchas ciudades que conviven dentro de este espacio y para nuestros tiempos, el Cali plural de tantas migraciones.

Recordemos que cali para la época de la colonia fue un sitio de paso y de encuentro, tal vez de ahí se desprende el sentido de civismo, hospitalidad, de fiesta en el comportamiento colectivo. Tal vez añoremos todo eso que tenía el pasado de una ciudad educada en todos sus sectores pero, ¿será que las condiciones actuales lo permiten?, en vez de estar añorando la ciudad que fuimos, porque no pensamos en que es lo que podemos construir dentro de esta ciudad que nos ofrece distintos colores y matices.

Así nos encontramos con una ciudad soñada, una ciudad deseada, una ciudad temida:”por allá ni me arrimo porque están matando”, una idea con la cual hemos crecido la última generación de caleños, que desde luego no es obra de la fantasía colectiva, sino a la representación simbólica de un pensamiento “traqueto” marcado por fuertes conflictos sociales propiciados por el auge del narcotráfico. Recordemos que la ciudad se debate entre lo que esta bien hecho y en lo que no, entre la apariencia y la presencia, una amplia gama de anti valores encontrados que pugnan por hallar un lugar y un status.

en ese orden de ideas podemos pensar que la ciudad por ser un espacio de amplias posibilidades de pertenecer a un grupo social como la familia o el equipo de futbol, es la que nos permite de salir del agobio, si entendemos la diversión como la posibilidad de escaparnos por momentos de la “versión” conocida, para ofrecerle al cuerpo esos espacios de goce que nos redescubran y nos permitan construirnos y reconocernos.

Indudablemente estamos ante una ciudad atomizada en unos núcleos con centros y periferias desarticulados, la dimensión estética nos ofrece la posibilidad de experimentar y percibir la ciudad para apreciarla, de leerla para descifrarla, de descubrir en nuestro imaginario cuales son las zonas prohibidas, las zonas deseadas de esta ciudad abirragada en que vivimos.

Es por eso que en la experiencia de percibir y comprender sensorialmente el juego de tensiones y de paradojas sociales y recrearla, se desarrolla la dimensión estética, como esa capacidad de exploración, de desciframiento, DE CONSTRUCCION DE IDENTIDAD.

Para finalizar, debemos tomar partido en esa construcción de identidad que está teniendo Cali, un lugar lleno de contrastes, de distintas formas de ver el mundo, que, como toda ciudad grande recibe de distintos lugares su identidad, la posibilidad de tener muchas colonias , mezclar sus pensamientos y sacar de hay una cultura, un patrón de comportamiento ideal en donde de las diferencias, sacar valores idóneos que nos den la posibilidad de ser una urbe cada día mejor sin necesidad de retroceder el tiempo, sino construyendo sobre lo que se tiene.

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